El año nuevo y sus tradiciones.
Entramos ya en la última semana del mes, en sus últimos días. Se va el año 2015. Para algunos ya estaba tardando. Año complicado, de crisis, de cambios y de mucho suspense.
Pero ¿sabemos de dónde viene el que celebremos el día 1 de enero como el primero del año?
Si nos vamos al calendario romano, el primer día del año era el primero del mes de marzo. Fue Julio César el que creó el calendario juliano, dedicando el 1 de enero a Jano, dios de "las entradas, las puertas y los comienzos". De él recibió nombre el mes de enero. Dios con dos caras, una que miraba hacia adelante y otra que miraba hacia atrás.
Con algunas modificaciones hechas posteriormente, llegamos a la realizada por el papa Gregorio XIII en el siglo XVI, llamándose calendario gregoriano, teniendo ya un significado religioso durante la Edad Media.
Con la entrada del año nuevo, cada país cumple una serie de tradiciones.
La más sonada en el nuestro es la de comernos las doce uvas, y también ésta tiene un porqué.
Se piensa que tuvo sus orígenes en Elche, en 1909, año en el que unos vitivinicultores de la comarca alicantina del Bajo Vinalopó la iniciaron para dar salida a un excedente de cosecha. Desde entonces comerse las tradicionales doce uvas al compás de las doce campanadas del reloj de la Puerta del Sol en Madrid viene siendo un clásico ya.
Interesante es saber de dónde vienen todas estas tradiciones que llevamos haciendo un año tras otro,con la certeza de que si no se hacen tendremos un año de mala suerte. El anillo en la primera copa de cava o champán, la ropa interior roja, tirar cohetes, disfrazarse......
El último día del año, el 31 de diciembre,
con el que cerramos una etapa, es el día en el que se suele hacer balance de lo vivido en el mismo. Intentamos ver lo que no nos ha gustado del él para no volverlo a repetir, nos hacemos nuevos propósitos, promesas, proyectos.....
Es como si nos renováramos, nos hiciéramos una limpia, y empezáramos de nuevo, un renacer. Una segunda oportunidad para muchas cosas que hay que aprovechar.
Quiero, en este nuestro último artículo del año, desearos una feliz entrada de año, pero también una feliz salida del mismo. Al igual que el Dios Juno,que tengamos dos caras, que sepamos mirar hacia atrás, con sensatez y sentido crítico, y hacia adelante con ilusión renovada y con la inteligencia suficiente para saber que podemos conseguir lo que nos propongamos si realmente lo deseamos, pero que también somos humanos, y que como tales tropezaremos de nuevo en la misma piedra. Pero a levantarse toca y a continuar.
Hasta el año que viene amig@s.