miércoles, 9 de octubre de 2013

9 de Octrubre de 2013
"EL MAL GENIO".



¿Te has parado a pensar porque discutimos? 

Si analizáramos las razones, con frecuencia nos parecerían ridículas y descubriríamos que habitualmente resultaría más grato y más enriquecedor buscar las cosas que unen, en vez de las que separan.



Pero si, a pesar de todo, la discusión llega, deberíamos verlo como una "contrastacion de ideas", como un "análisis de diferentes puntos de vista", sin olvidar aquello que decía Séneca
de que la verdad se pierde en las discusiones prolongadas.

¿Quien de nosotros puede recordar con agrado una discusión? ¿Y con amargura?

La verdad es que todos, con el paso del tiempo, casi siempre acabamos por lamentar no haber tratado mejor a las personas con las que hemos convivido: Dickens
decía que en cuanto se deja atrás un lugar, empieza uno a perdonarlo.

Cuando nos enfadamos se nos ocurren muchos argumentos, pero muchos de ellos nos parecerían ridículos si los pudiéramos contemplar unos días o unas horas más tarde, grabados en un vídeo. 

Se ha dicho que hay dos tipos de cosas por las que un hombre nunca se debe enfadar: por las que tienen remedio y por las que no lo tienen. Con las que se pueden remediar, es mejor dedicarse a buscar ese remedio sin enfadarse; y con las que no, más vale no discutir si son inevitables.


Es verdad que debido al ego,
el ánimo tiene sus tiempos atmosféricos. Que un día te inunda el buen humor como la luz del sol, y otro, sin saber tú mismo bien por qué, te agobia una niebla pesada y basta un chubasco, el más leve contratiempo, un malestar pasajero, para ponerte de mal humor. Pero debemos hacer todo lo posible para adueñarnos de nuestro humor y no dejarnos llevar por nuestro mal genio, ya que a la larga nos hará sentirnos ridículos.



Mejor que un mal genio, tener al Buen Genio....el de la lámpara.
Frota, frota.....



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