6 de Junio de 2014
La suposición controladora.
Siempre he escuchado decir a mi madre: "cuando te ponen una etiqueta, ya no hay nadie que te la quite".
Hay personas a las que hagan lo que hagan, si la tienes identificada de una determinada manera porque conoces algo de su vida privada, todo lo que haga será por esa causa.
El texto que dejo a continuación, lo describe perfectamente. En más de una ocasión nos habremos sentido en uno u otro lado de la historia, seguro. Es muy interesante
"Hace algunos años, un grupo de investigadores al mando del doctor David Rosenham, profesor de psicología y derecho de la Universidad de Stranford, fueron admitidos como pacientes en varios hospitales psiquiátricos. El personal de los hospitales no sabía que hubiera nada especial en ellos; creyeron que los investigadores eran pacientes comunes. Los investigadores querían ver cómo los tratarían.
Los investigadores eran perfectamente normales (lo que quiera que eso signifique), pero su simple presencia en los hospitales hizo suponer que padecían trastornos mentales. Aunque se comportaron normalmente -no hicieron nada para fingirse enfermos- pronto descubrieron que todo lo que hacían era interpretado como señal del trastorno mental que se había anotado en sus hojas de admisión. Cuando se descubrió que algunos de ellos tomaban notas, se hacían entradas en sus registros tales como “el paciente se enfrasca en una conducta escritora”. Durante una entrevista, un “paciente” confesó que aunque de niño había estado muy cercano a su madre, al crecer se encariñó más con su padre: un giro normal. Pero esto fue interpretado como prueba de “relaciones inestables en la niñez”.
Hasta sus protestas de que eran normales fueron tomadas en contra de ellos. Uno de los pacientes verdaderos los previno: “Nunca le digan al doctor que están bien. No les creerá. Eso se llama una “fuga hacia la salud”. Díganle que todavía están enfermos, pero que se están sintiendo mucho mejor. Eso se llama perspicacia”.
Ninguno de los miembros del personal del hospital descubrió el engaño. En cambio, a los pacientes reales les pareció transparente. Uno de ellos dijo a un investigador: “Tú no estás loco. Tu estas haciendo una revisión del hospital”. Y así era".
El experimento reveló algo acerca de la fuerza de una suposición controladora: una vez aceptada una hipótesis, todo se puede interpretar en su apoyo.
Una vez que la suposición controladora fue que los falsos pacientes tenían trastornos mentales, no importaba cómo se comportaran; cualquier cosa que hicieran sería interpretada para adaptarla a la suposición.
No nos engañemos, y como digo siempre, las cosas son más simples de lo que parecen, no las compliquemos.
Con "etiquetas" vivimos y con ellas moriremos algunos. Que nos encanta suponer cosas!!! Que las apariencias engañan, es otro refrán que puede que valga aquí. Tengamos la mente más abierta y como dices tú, las cosas son más simples de lo que parecen, no juzguemos tanto.
ResponderEliminarEn un rato me voy pal Rocio, estás invitada guapísima.
No juzguemos tanto, tú lo has dicho. Controlemos las suposiciones en vez de que se conviertan en controladoras.
ResponderEliminarMe alegro, que tengas buena estancia y que disfrute de la fiesta. Nos "vemos" el lunes.