“El
prisionero”.

Un
ex convicto de un campo de concentración nazi fue a visitar a un
amigo que había compartido con él tan penosa experiencia.
-¿Has
olvidado ya a los nazis?- le preguntó.
-Si.

-Entonces-
le dijo apaciblemente el amigo mirándole cariñosamente a los
ojos-aún siguen teniéndote prisionero.
Hoy
os dejo este pequeño cuento, para que reflexionemos, para que nos
demos cuenta que por muy profundas que sean las heridas que tengamos
del pasado,éstas se van trasmutando a medida que comenzamos una
relación armoniosa con nosotros mismos.
Declararle
la paz a lo que ocurrió, liberarse del pasado, que tanto pesa, y
liberarlos a ellos de sus faltas.
Todo
esto es lo que hace que dejemos de ser prisioneros porque.....
nos queda
una vida por vivir.
A por ella!!!!
Hay que reconocer que se trata de un cuento bonito y de profundidad. Pero yo particularmente no me definiría por el rencoroso o por el que con gallardía y elevada bondad dice olvidar. Yo creo que olvidar, en este caso, no se olvida
ResponderEliminarRafael, que me alegra ver tu comentario!!!!.Estoy de acuerdo en parte contigo, a lo mejor olvidar no, pero diferente es, recordar. Si se está contínuamente recordando algo que nos hizo daño en su momento, volveremos a sentir nuevamente ese dolor, y el sufrimiento no termina nunca. La intención del cuento, lo enfoco más por ese camino. Hay que dejar de ser prisionero de aquello que nos hacer daño, porque no nos deja avanzar. Un beso, y seguimos viéndonos, aunque sea aquí, ya que no hay forma de hacerlo de otra maner, aunque os espero......
ResponderEliminar