"... apasionados de la palabra, de los sentimientos... De todo aquello que hace que la vida sea mejor. Con gusto mediador"
Hola:
Somos Sebastián García y Carmen Sánchez, y en esta segunda etapa de nuestras vidas surge la idea de crear "Con Actitud y Media". Psicólogo y abogada que tienen como nexo en común la pasión por la mediación, la ilusión de hacer que la vida sea mejor con la palabra y la cultura del acuerdo.
Este es nuestro momento de "desaprender para aprender", como tantas veces nos ha dicho nuestro querido Javier Alés Sioli, y nos encantaría compartirlo con todos vosotros, con toda la ilusión del mundo. Intentaremos desde una frase diaria, comentar, contar... reflexionar en definitiva para hacer que "cada día cuente". Contaros también nuestros logros y nuestros avatares. Os esperamos.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

20 de Noviembre de 2013
El control de la ira (2)
(DOS)




Como decíamos en el post (1) de este tema, ante la ira de una de las partes el mediador ha de basar su intervención en su especial posición, ajena a emociones perturbadoras.

 Esta le va a permitir actuar con inteligencia para, por un lado, explotar todo su conocimiento sobre la conducta del iracundo, evitando que esta incida negativamente en el proceso, y por otro para utilizar las técnicas propias de la mediación aprovechando la debilidad de aquel en favor de nuestros objetivos.

La actuación del mediador debería ajustarse a las siguientes premisas:

1ª.-Valorar la intensidad del brote
de ira en cuanto aparezca, para decidir si vale la pena poner en práctica técnicas de "enfriamiento", o si por el contrario es de tal calibre que obliga a dar por terminada la sesión. Tener presente que permitir el desahogo de la tensión, siempre dentro de límites admisibles, aportara una jugosa información al mediador, no solo sobre como siente el conflicto la parte enrabietada, sino además sobre como lo encaja la otra parte, aspecto este que podría estar reforzando la aparición de las reacciones de ira.

2ª.- Tras el desahogo, es el momento de utilizar las técnicas de mediación, especialmente dos de ellas, que si son capitales en cualquier caso, lo son especialmente cuando mediamos a personas con cierta predisposición a sufrir ataques de rabia: 

La escucha activa y la empatía.

La primera, utilizada con estas personas,
es por sí misma un potentisimo motor para el cambio. Cuando se utiliza adecuadamente produce tales efectos en sus reacciones que pueden pasar desde la sorpresa y perplejidad a la adhesión y el agradecimiento.

La empatía, por su parte, requerirá del mediador un profundo conocimiento de los procesos psicológicos que subyacen a la ira.
 Deberá tener las respuestas a preguntas como ¿en qué circunstancias se dan los ataques?, ¿con qué frecuencia?, ¿con que duración?
, ¿cómo se siente tras el episodio?, etc. Y utilizara este conocimiento para establecer el necesario "vínculo empatico" con la persona.

El mediador no debe olvidar que la respuesta de ira ante situaciones de frustración, como son las del conflicto, es probablemente una conducta aprendida desde la infancia y reforzada a lo largo de su vida, que en realidad trata de ocultar debilidad y que se convierte en recurrente precisamente porque nunca ha vivido la experiencia de haber sido escuchado activa y empaticamente.



Utilicémoslas incluso en nuestra vida privada, dan resultado.
Lo agradecerán.

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