"... apasionados de la palabra, de los sentimientos... De todo aquello que hace que la vida sea mejor. Con gusto mediador"
Hola:
Somos Sebastián García y Carmen Sánchez, y en esta segunda etapa de nuestras vidas surge la idea de crear "Con Actitud y Media". Psicólogo y abogada que tienen como nexo en común la pasión por la mediación, la ilusión de hacer que la vida sea mejor con la palabra y la cultura del acuerdo.
Este es nuestro momento de "desaprender para aprender", como tantas veces nos ha dicho nuestro querido Javier Alés Sioli, y nos encantaría compartirlo con todos vosotros, con toda la ilusión del mundo. Intentaremos desde una frase diaria, comentar, contar... reflexionar en definitiva para hacer que "cada día cuente". Contaros también nuestros logros y nuestros avatares. Os esperamos.

jueves, 12 de septiembre de 2013

12 de Septiembre de2013
EL PERDON





En nuestro caminar en Mediación no será muy extraño encontrarnos con que uno de los intereses, que una de las partes identifica como irrenunciable, es conseguir las disculpas de la otra parte, o lo que es lo mismo que le pida perdón.


Los resentimientos nos impiden vivir plenamente sin saber que un simple acto del corazón puede cambiar nuestras vidas y de quienes nos rodean.




El perdón tiene que ver con algo que alguien da, un obsequio, un presente, una decisión de dar, de obsequiar.
El verdadero perdón debe modificar algo en nosotros y algo de la relación nuestra con lo sucedido; es un cambio interior.Seguramente nos hemos dicho alguna vez “yo perdono, pero no olvido”, pero ¿nos hemos preguntado si esta forma de pensar nos está robando un cúmulo de energía? Todas esas cosas que dejamos de hacer y que representan tiempo, esfuerzo, renuncias para sostener un recuerdo, incluso la energía necesaria contra el olvido, alimenta eso que no se olvida en lugar de la posibilidad de lograr una paz interior.



Cuando alguien nos ofende, ¿qué valor o espacio le asignamos a esa persona? ¿le damos la potestad de marcar nuestra vida por muchos años, viviendo atrapados y torturados o simplemente ignoramos lo sucedido? La ofensa puede ser lanzada pero no recibida, no aceptada y si no es aceptada no tiene efecto. Cae en el olvido.
De igual forma la ofensa puede ser lanzada y ser recibida, aceptada. Esto implica un gasto de energía porque para sostener esa ofensa debo de trabajar en el “no olvido”, recordando, sosteniendo esa verdad.



Tomar la decisión de perdonar nos permite liberarnos. Perdonar es posible solamente cuando decidimos perdonarnos a nosotros mismos y entendemos que nadie marca el rumbo de nuestras vidas. Perdonar entonces es un presente, un regalo, un obsequio que en un primer momento nos damos a nosotros mismos.


Es importante resaltar que la indignación e incluso la ira son reacciones normales y hasta necesarias en ciertas situaciones. Perdonar no es cerrar los ojos ante el mal, no es negar que exista objetivamente una injusticia. Si lo negara no tendría nada que perdonar. Cuando perdono no solo libero al otro de la culpa sino que en primer lugar me libero a mí mismo. Estoy dispuesto a desatarme de los enfados y rencores. Superar las ofensas es una tarea sumamente importante porque el odio y la venganza envenenan la vida. Las heridas que no han sido curadas pueden reducir nuestra libertad, dando origen a reacciones desproporcionadas y violentas. 


Una persona herida, hiere a las demás. En ocasiones, oculta su corazón detrás de una coraza, lo que la hace parecer dura e inaccesible. En realidad no es así. Lo más recomendable es descubrir esas llagas y limpiarlas para que sanen. Ordenar nuestro interior es un paso importante para hacer posible el perdón. Dar este paso no es fácil. El perdón es un acto de voluntad. Se puede perdonar llorando.

Perdonar nos hace libres de la carga que representa el rencor y reduce el temor a ser rechazado, abandonado o engañado en un futuro y eso mejora la confianza que se tiene en sí mismo y en los demás.



Si como mediadores somos capaces de hacerles ver a las partes que del perdón solo se derivan gratificantes consecuencias habremos dado un sustancial avance hacia el acuerdo.


5 comentarios:

  1. Pensar que pedir perdón beneficia al que lo hace es una forma de pensar muy inteligente. De hecho nos sentimos mucho mejor cuando pedimos perdón de corazón o porque podemos hacer mucho bien haciéndolo.Creo que si todos pensáramos de esta forma seríamos mucho más felices porque como comentas en el post nos perdonamos a nosotros mismos liberándonos de esa carga y sintiéndonos bien por haberlo hecho.

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    1. Efectivamente, es una forma de liberar al que recibe el perdón pero también de liberarnos nosotros, a la vez de hacernos sentir bien. Se vive mejor el presente,por qué no darnos ese regalo?

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    2. Efectivamente, es una forma de liberar al que recibe el perdón pero también de liberarnos nosotros, a la vez de hacernos sentir bien. Se vive mejor el presente,por qué no darnos ese regalo?

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  2. no solo es bonito lo que escribes Carmen sino que tambien nos estas dando una herramienta potentisisma para lograr ser mas felices y fundamentalmente para saber canalizar las energias.
    como bien dices, va a depender de cada uno el uso que le demos a nuestra energia interior, esa que nos va a permitir direccionar nuestras vidas en un sentido u otro.
    elegir entre lo que nos hace daño, como es no perdonar, guardar rencor o entre lo que nos beneficia, perdonar, entender, comprender.
    gracias por tus sabios consejos.
    un abrazo

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  3. Gracias a ti por leernos. Me alegra de verte por aquí y más sabiendo lo ocupada que estás siempre.
    Espero uno tuyo, cortito, pero con la contundencia que tú sabes darle.
    Un beso, y como siempre te digo, seguimos en contacto.

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