"... apasionados de la palabra, de los sentimientos... De todo aquello que hace que la vida sea mejor. Con gusto mediador"
Hola:
Somos Sebastián García y Carmen Sánchez, y en esta segunda etapa de nuestras vidas surge la idea de crear "Con Actitud y Media". Psicólogo y abogada que tienen como nexo en común la pasión por la mediación, la ilusión de hacer que la vida sea mejor con la palabra y la cultura del acuerdo.
Este es nuestro momento de "desaprender para aprender", como tantas veces nos ha dicho nuestro querido Javier Alés Sioli, y nos encantaría compartirlo con todos vosotros, con toda la ilusión del mundo. Intentaremos desde una frase diaria, comentar, contar... reflexionar en definitiva para hacer que "cada día cuente". Contaros también nuestros logros y nuestros avatares. Os esperamos.

miércoles, 15 de enero de 2014

15 de Enero de 2014
EFECTOS DE LA IRA EN MEDIACIÓN






Alguien dijo "una mente expuesta a una nueva idea se estira y ya nunca vuelve a ser la misma de antes".
Y yo digo " una relación expuesta a la ira se encoge y ya nunca vuelve a ser la misma de antes"



Permitidme una historieta que he leído en alguna parte:



Se cuenta que había una vez un niño que siempre estaba malhumorado y de mal genio. Cuando se enfadaba, se dejaba llevar por su ira y decía y hacía cosas que herían a los que tenía cerca.
Un día su padre le dió una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que tuviera un ataque de ira clavase un clavo en la puerta de su habitación. El primer día clavó treinta y siete. En el transcurso de las semanas siguientes el número de clavos fue disminuyendo. Poco a poco, fue descubriendo que le era más fácil controlar su ira, que clavar clavos en la puerta de madera maciza. Finalmente, llego el día en que el niño no clavó ningún clavo. Se lo dijo a su padre y éste le sugirió que cada día que no se enojase desclavase uno de los clavos de la puerta.
Pasó el tiempo, y un día, le dijo al padre que ya había quitado todos los clavos. Entonces, éste cogió la mano al hijo, lo llevo a la puerta de la habitación y le dijo:
- Hijo, lo has hecho muy bien. Pero mira los agujeros que han dejado en la puerta. Cuando una persona se deja llevar por la ira, las palabras dejan cicatrices como éstas. Una herida verbal puede ser tan dolorosa como una herida física. La ira deja señales. ¡No lo olvides nunca!.


La ira, el enfado, los insultos, en definitiva, la conducta hiriente y ofensiva, debe ser analizada por el mediador no solo por sus efectos en el presente sino por las cicatrices del pasado.





 Cicatrices del pasado que explicaran, en gran medida, el conflicto presente.

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